Los recuerdos, a veces vuelven, al corazón, a la memoria, pero simplemente vuelven. No creas que te van a avisar, así que estate atento, porque alomejor cuando menos te lo esperas, cuando menos lo imaginas, ¡pum! aparecen así, sin llamar a tu puerta, y consiguiendo que todos tus propósitos se vayan a pique en cuestión de segundos.
Las verdades, no son siempre verdades. O bueno, si lo son, pero son tus verdades, no la realidad, así que afróntala, y mira al mundo, mira la vida, con los ojos que realmente tienes, quítate esas putas lentillas.
Las falsedades, ante tus propias narices.
La falsa y la engreída.
La que ríe y en realidad ni siente ni padece.
Haz todo esto con dos dedos de frente, y al menos, échale un poco de azúcar a tu vida hija, que es bien amarga, casi tanto como tú.
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